
Las lluvias torrenciales no pueden seguir siendo excusa: la Región necesita infraestructuras resilientes, mantenimiento continuo y una gestión transparente y moderna del agua.
Aguale denuncia con preocupación la situación que atraviesan numerosos municipios de la Región de Murcia tras las fuertes lluvias de la dana Alice, que han provocado graves incidencias en el suministro de agua potable, llegando incluso a su interrupción o a declarar el agua no potable. Esta situación afecta ya a más de 100.000 personas tras seis días desde el paso de la dana por la Región y sin una previsión clara de cuándo vuelve a la normalidad el suministro.
El agua se ha convertido una vez más en símbolo de vulnerabilidad en Murcia. Lo que debería ser un servicio básico garantizado se está viendo interrumpido por fallos en las infraestructuras, sistemas de abastecimiento saturados y una falta evidente de previsión y mantenimiento que deja en evidencia las debilidades estructurales del sistema hídrico regional.
Las últimas lluvias torrenciales, que afectaron de forma especial a municipios del Mar Menor y el Campo de Cartagena, no pueden calificarse como un fenómeno excepcional. Municipios de Los Alcázares, San Javier, San Pedro del Pinatar o Torre-Pacheco, que han tenido o siguen con cortes en el suministro de agua, han tenido que habilitar puntos de reparto de agua para la población. En un contexto en el que sabemos que las danas van a ser cada vez más frecuentes, la planificación y la mejora de las infraestructuras deben ser pilares básicos de la gestión pública. Sin embargo, lo sucedido en los últimos días demuestra que el sistema no ha estado preparado para responder con agilidad ni eficacia.
Una crisis anunciada
Desde hace años, expertos, asociaciones y profesionales del sector han advertido sobre la necesidad de reforzar la red de infraestructuras hidráulicas en la Región. La combinación de infraestructuras envejecidas, cauces sin mantenimiento adecuado y falta de protocolos preventivos en los municipios convierte cada episodio de lluvia en una amenaza real para el abastecimiento y la calidad del agua.
El hecho de que las lluvias provoquen filtraciones, contaminación de las redes de distribución y cortes del suministro evidencia una carencia de planificación que trasciende lo coyuntural. Se trata de un problema estructural que requiere una respuesta inmediata y profunda por parte de las administraciones competentes.
Casi una semana después, miles de vecinos todavía dependen de camiones cisterna y puntos de recogida de agua potable para cubrir sus necesidades básicas. Este tipo de medidas paliativas, aunque necesarias en el momento, no pueden normalizarse como respuesta ante un fallo que se repite con demasiada frecuencia.
Responsabilidad institucional y revisión del modelo
Aguale considera que ha llegado el momento de revisar de manera exhaustiva el modelo de gestión hídrica de Murcia. No basta con actuaciones de emergencia ni con anuncios puntuales. Es imprescindible que sepamos el estado real de las infraestructuras, los protocolos de mantenimiento y prevención, así como la capacidad de respuesta ante fenómenos como las danas.
La situación vivida no puede quedar diluida entre comunicados o promesas futuras. Los ciudadanos de Murcia merecen garantías, no incertidumbre cada vez que llueve y los Ayuntamientos deben dar respuesta a esta situación para evitar que se repita en el futuro.
Una llamada a la responsabilidad colectiva
Murcia no puede resignarse a convivir con la fragilidad de su sistema hídrico. Las lluvias no pueden convertirse en sinónimo de emergencia ni los ciudadanos en víctimas recurrentes de la falta de previsión. La Región necesita planificación, inversión y liderazgo.
El agua es el eje que articula nuestra agricultura, nuestra economía y nuestra vida diaria. No puede ser rehén de cada episodio meteorológico, ni depender de respuestas improvisadas.
Desde la Asociación por el Agua reclamamos a las administraciones públicas -regionales y locales- que asuman esta situación como una prioridad inaplazable. No se trata solo de reparar lo dañado, sino de repensar el modelo y garantizar que la gestión del agua en Murcia sea, por fin, digna de su importancia estratégica.
El futuro hídrico de la Región depende de decisiones que deben tomarse hoy. Y la ciudadanía merece un compromiso firme, medible y transparente.