El sindicato atribuye las posibles dificultades para reducir las ratios a la falta de inversión y a la ausencia de un Plan Integral de Infraestructuras Educativas en los últimos años.
El Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Enseñanza de la Región Murciana, STERM Intersindical, viene trabajando desde el inicio de la pandemia con el firme propósito de realizar propuestas para mejorar las medidas de protección frente al desafío sanitario que supone adaptarse a los cambios que ha supuesto el cierre de los centros educativos y, en especial, para garantizar una vuelta segura a las aulas.
Esta vuelta a los centros educativos, prevista para el mes de septiembre, supone la adopción de medidas organizativas, la adquisición de materiales y la adaptación de las infraestructuras con las que cuenta actualmente la red de centros públicos de la Región Murciana para minimizar así el riesgo de contagio.
José Manuel Fernández, co-portavoz de STERM Intersindical, considera que "es fundamental que estas medidas sean fruto del diálogo social y de la negociación con las organizaciones sindicales. Resulta imprescindible que, para prever los distintos escenarios que puedan darse en un futuro, esta negociación se produzca cuanto antes y evitar así cualquier tipo de improvisación que sería del todo contraproducente".
Con el objetivo de avanzar en ese marco de negociación y de contribuir positivamente a la mejora de la Educación Pública murciana y las condiciones laborales del profesorado, STERM Intersindical ha solicitado a la Consejería de Educación el inicio de un grupo de trabajo que estudie de manera pormenorizada el impacto que tendría sobre las insfraestructuras y las plantillas una reducción de ratios. Esta tarea, entienden desde el sindicato, "es de gran importancia para garantizar que la adecuación de espacios y plantillas se lleve a cabo correctamente para su puesta en marcha el próximo inicio de curso".
Desde STERM Intersindical señalan que la adecuación de espacios no puede pasar de manera automática por convertir gimnasios o bibliotecas en aulas sino que debe ser fruto de un estudio más detallado para sacar el máximo partido a la red de centros públicos de la Región. Ahora se hacen mucho más evidentes las deficiencias de esta red de centros debidas a la falta de financiación público en la última década y la ausencia de un Plan Integral de Infraestructuras que apostase por renovar las instalación educativas y adaptarlas a la educación del siglo XXI. Esta situación debería servir para reflexionar sobre estos espacios educativos y aumentar la inversión pública en los mismos que nos permitan, en todo momento, sacar el máximo provecho a los mismos.
